Hablemos de Juego

Fecha de Publicación

octubre 15, 2023

Autor

Academia Ubuntu

Cada juego promueve valores que serán aplicados a lo largo de la vida. Jugar es el disfrute desde dentro, es “volar” por más que haya que realizar un esfuerzo. Desde los primeros momentos de la vida, los pequeños aprenden jugando (comen, se mueven, saltan, corren).

Es un espacio de creatividad, donde se generan normas, reglas, se desarrolla la paciencia, la curiosidad se incrementa, se convive con la frustración de manera natural y el niño permanece concentrado en la actividad en una manera más consciente.

Hay que tener en cuenta que siempre el juguete debe divertir, estimular, seleccionándolos adecuadamente de acuerdo a la edad. Debemos recordar que el juego no está en el juguete en sí mismo; sino que se encuentra en la capacidad de imaginación (una cuchara que se transforma en micrófono o un par de medias envueltas que se convierten en pelota).

Desde la neurociencia, se afirma que sin emoción no hay aprendizaje y en el ámbito del juego la emoción es pura. Por lo tanto, el juego es una herramienta vital para el desarrollo de los
pequeños. Son muchos los pediatras que recomiendan a padres más tiempo de juego para sus niños. Está comprobado científicamente que el juego ayuda en situaciones de depresión y
previene posibles enfermedades.

Como sociedad tenemos varios temas a considerar

1- En cuanto a las familias: “quitar” el juego como forma de castigo no parece la mejor opción. Cuando un chico se equivoca, preguntar qué fue lo que sucedió o sugerirle explicación facilita una instancia de reflexión.
En una sociedad vertiginosa, debemos jerarquizar el uso de nuestro tiempo, valorando la importancia del que compartimos con nuestros hijos. Muchas veces, los adultos consideramos una pérdida de tiempo esas instancias y cuando los hijos son adolescentes puede ser tarde para generar una comunicación fluida y de confianza mutua. Compartir en familia desde pequeños es fundamental.

2- El patio como proyecto educativo de la escuela: es sin duda el lugar de mayor diversión para los niños. Conceptos tales como “vigilar” a los niños tendrá que ser revisado. Quizás sea un espacio de disfrute junto a los pequeños. En el patio, se generan muchas emociones y por ende aprendizajes. En cada escuela, el patio debe estar diseñado de un modo que potencie las vivencias y los aprendizajes de los más pequeños.

3- El juego aplicado al deporte: la práctica de deporte, es fundamental en el desarrollo de nuestros niños. Un ingrediente muy complejo es la competitividad. Es normal que los niños tengan el deseo de ganar en la actividad que participan, pero ese no debe ser el motor principal por el cual la llevan a cabo. Cuando algo externo al juego en sí mismo, como lo es el resultado o tanteador final, adquiere demasiada relevancia, se convierte en un problema. En este caso, los entrenadores y allegados al deporte tienen que transmitir un mensaje claro, donde la prioridad es la práctica del juego en sí misma, cultivando el amor hacia el juego de forma absoluta y no a un resultado circunstancial.